martes, 9 de marzo de 2010

La entelequia

El detective no se extrañó del encargo. Se limitó a examinar la foto de antiguos alumnos y a tomar algunas notas. Yo, al principio, estaba algo cohibida, pero la impasibilidad de aquel hombre me hizo ver que, probablemente, algunos clientes debían pedirle cosas más extravagantes que encontrar y espiar a una mujer de cuarenta años, de nombre Alba Baeza. Tres meses después, vuelvo a estar en su despacho. Con la misma imperturbabilidad de la vez anterior, el investigador me entrega el dossier. Me dice que contiene fotos recientes e información sobre horarios y lugares que frecuenta. El detective me sugiere que, antes de liquidar la cuenta, lo revise por si no me parece lo suficientemente completo. Pero rehúso. No quiero ver las fotos de la actual Alba ni descubrir qué es de su vida en este despacho frío y funcional, así que, sin ojearlo, pago la minuta y me encamino hacia la puerta. El detective abandona, por una vez, su semblante gris y distante, y mientras me estrecha la mano para despedirse, me sonríe deseándome mucha suerte. –Era una época complicada... y no pudo ser, nos faltó el coraje, la sinceridad, qué sé yo... A partir de entonces, ya nada fue igual para mí. Pero decidí ponerme el mundo por montera y vivir como me apetecía. Reconozco que no fue fácil. Hay que ser valiente. A veces, es más cómodo esconder los sentimientos bajo la alfombra que aceptarlos. Al oír esto levanta la vista y pregunta desafiante: –¿Adónde quieres ir a parar? –Creo que lo sabes muy bien. –No tienes ningún derecho –empieza a decir, clavando su mirada como si quisiera asegurarse de que se la va a entender bien–. Fuiste tú la que te esfumaste sin decir nada. No sabes cuánto te eché de menos. Yo creí que éramos amigas, que nos queríamos. Confiaba en ti. Me hubiera ido contigo al fin del mundo si me lo hubieras pedido, sin importarme nada ni nadie. Pero tú, tú tomaste el camino fácil. Te largaste por tu propia voluntad y me dejaste sola. Tu hermano me contó que no te fuiste obligada. ¿Sorprendida? No te atrevas a juzgarme. Yo salía con Javier pero tú con Luis ¿no te acuerdas? Pretendes darme lecciones de valentía porque después te liaste con mujeres ¡Pues felicidades! ¡Te haremos un monumento! Pero yo necesité de tu valentía antes. Y no pienses que después no he vivido como he querido y con quien me ha apetecido. –Y en un tono más suave acaba diciendo–. No creas que te guardo rencor. Cuando nos encontramos el otro día, no vi más que a una antigua amiga a la que quise mucho, y con la que me apetecía salir un noche para recordar las cosas buenas de aquellos tiempos. Todo lo demás está olvidado, es historia... Baja el tono y no puedo oír más. Se levanta de la mesa para encaminarse al baño pero antes la otra mujer le contesta algo que tampoco alcanzo a oír. Ésta, visiblemente nerviosa, se enciende un cigarrillo mientras la espera. Me mira derrotada. Ni siquiera parece importarle que pueda haberlas escuchado. Lo acaba de entender ahora. Pero a mí no me hará falta saberlo por boca de Alba. Miro su dossier sin abrir que tengo sobre la mesa. Le pido la cuenta al camarero y al salir me acerco al contenedor de basura.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Buff no sé si estoy algo atontada con mi resfriado o es que cada vez rizas más el rizo. He de admitir que me he tenido que leerlo varias veces para entenderlo. Pero siempre es un placer leerte. Un beso

...

Casandra dijo...

Es una táctica para que se lea varias veces ;-)

Un beso

Anónimo dijo...

Escuchar una conversacion ajena te puede abrir los ojos. El dialogo entre las dos desconocidas aunque corto es impactante.

Un abrazo, espero con interes la proxima entrega

Anónimo dijo...

Los espejos nos rodean.
Las oportunidades pasan a penas rozandonos.
Los errores van a la carera con los aciertos y mientras,nosotros,vivimos.
Gracias, aunque no sea domingo.
Un abrazo

Casandra dijo...

Y no hay vuelta atrás. El tiempo es una trituradora de esperanzas.

Otro para ti.

Anónimo dijo...

Mira que eres retorcida!.
Te iba a pedir una ligera sinopsis pero al releerlo creo que ya lo he entendido.
Genial como siempre
Besos
Cris

Casandra dijo...

¿Retorcida? ¡Ja ja! Vale... aunque preferiría críptica.
Un beso.