La película no ha empezado todavía. Miro la entrada y busco mi butaca. ¡Genial! somos cuatro y el apuntador y el estúpido programa que saca las entradas nos ha puesto a todos juntitos en la misma fila.
Tomo asiento con la intención de cambiar de butaca en cuanto empiece la película. No tengo a nadie a la derecha así que me será más fácil.
Veo que son cuatro chicas las que están sentadas a mi izquierda, y añadiría que ni se conocen entre ellas.
Las luces se apagan, me levanto y cuando ya me iba, noto que alguien toma mi brazo; es mi vecina de butaca. Me hace señas para que me incline, creo que quiere decirme algo al oído.
-Oye, la de al lado me ha dicho para ir a tomar una copa luego... cuando acabe la peli ¿te apuntas tú también? me parece que las otras dos también irán...
Le digo que sí y decido no cambiar de asiento. Bien mirado, tal vez el programa ese de las entradas no sea tan malo.
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