En el teatro

Espero pacientemente a que firme autógrafos a un grupo de chicas que tengo delante. Cuando me toca, le alargo un pequeño bloc y un bolígrafo y le digo:

-No es para mí sino para mi novia. Es una gran admiradora tuya y le ha sido imposible venir. ¿No te importaría escribirle algo así como "espero verte en primera fila la próxima vez"? Se llama Águeda. Por cierto, me ha gustado mucho la obra...

Observo su reacción; ni un sólo gesto de sorpresa, ni de extrañeza, nada. Me devuelve el bloc sonriendo y satisfecha de ser el centro del mundo que en ese momento se reduce a una docena de aleladas a la puerta de un teatro.

En la nota ha añadido más cosas, y el resultado; un pomposo y afectado: "Águeda, espero verte en primera fila la próxima vez, y también espero contar siempre con tu admiración y respeto. Un abrazo y un beso de Claudia Kurt". Observo su letra y su firma.

Levanto la vista y me la quedo mirando mientras arranco la nota del bloc y se la devuelvo. Me mira extrañada, sin comprender nada.

-Eres buena actriz -le digo, -pero no creo que tanto como para disimular tan bien que la destinataria de esta nota es la misma Águeda con la que llevas saliendo desde... ni quiero saberlo.

Saco un papel de mi bolso y se lo muestro mientras su estupor inicial va dejando paso a la vergüenza absoluta.

-Ni has caído -sigo diciéndole- que el texto que te he pedido es clavado a una nota que dejaste el otro día a Águeda, lo que me hace pensar que confías tanto en ella y te tiene tan engañada como me ha tenido a mí. ¿Sabes qué? ¡Es toda tuya! pero que sepas que hasta no hace mucho Águeda creía que Chéjov era una marca de vodka.