-A mi amiga le encantaría conocerte -me dice la chica.
-¿Y no puede venir ella solita o se le ha comido la lengua el gato? -le contesto.
-Es que es sorda y teme que no la entiendas bien con este jolgorio.
Tierra trágame, pienso.
-Pero no hay problema, lee muy bien los labios; yo te traduzco sus señas -continúa diciendo.
Nos acercamos. Me parece una chica interesante y bastante guapa.
-Me llamo Alma, encantada de conocerte -me presento yo.
Por señas le dice algo a su amiga. Ambas se ríen.
-Elisabeth dice que también está encantada de conocerte y que tienes unos molares preciosos.
Se miran y se ríen otra vez.
-Perdona por esta pequeña broma -se disculpa-. De verdad, Elisabeth lee muy bien los labios; no hace falta que vocalices tanto.
Por Dios, que me sepulten además bajo treinta toneladas de hormigón armado.
Empezamos una conversación trivial, aunque la situación es rara para mí.
Alguien saluda a mi traductora y se apartan. Elisabeth y yo nos quedamos solas, mirándonos. No sé qué decirle ni cómo empezar... Lo primero que me viene a la cabeza es un “oye”. Menos mal que me doy cuenta. ¡Seré torpe! Si estuviera ciega seguro que me vendría un “mira” o si fuera en silla de ruedas un “anda”.
Me hace señas para que me acerque y empieza a hablarme al oído. Logro entenderla bastante bien. Mi traductora se da cuenta de que nos apañamos bien solas. Elisabeth y yo nos pasamos la noche hablando.
Creo que se me dará bien la lengua de signos.
2 comentarios:
Lindo post
hace tiempo no me paseaba por los blogs de mis amigos. un gusto volver a leerte
te presento mi nuevo blog
http://halrrikyshisei.blogspot.com/
Curioso el modo en el que la gente tiende a elevar su voz cuando intenta comunicarse con una persona sorda (sí, he vivido esa bochornosa experiencia xDD)
Muy bueno tu blog.
b7s
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