miércoles, 12 de agosto de 2009

El juego de la güija

E-L-E-N-A
Ana, mi novia, me fulmina con la mirada.
-El nombre de mi ex era con hache -les aclaro rápidamente-. Ésa es mi madre... Habéis preguntado por la mujer que más he querido ¿no? Pues eso, Elena sin hache es mi madre.
Conque esas tenemos... Las miro a todas y creo adivinar quién ha sido; se le ha escapado una mueca de decepción. ¿No contabas con mis increíbles reflejos, eh, mal bicho?
-¿Hacemos la misma pregunta para todas...? ¿Empezamos por ti, Nina? -Le digo con toda la intención. Vas a ver lo que contesta el vaso y cómo se lo toma la fiera de tu novia.
-Mejor preguntamos por cosas del futuro -contesta, apurada.


Lisa retira el dedo del vaso: la afectada no puede intervenir para no influenciar al espíritu de turno; una auténtica chorrada vaya, como el juego en sí.
-Espíritu, ¿con quién estará Lisa dentro de un año?
A-N-A
Y como parece que el espíritu no quiere equívocos, va disparado hacia el rincón donde está mi novia.
Las vuelvo a mirar a todas. Nina parece decirme con la mirada: a mí que me registren, esta vez no he sido yo. Miro a Ana, tan sorprendida como el resto, y a Lisa, que se ha puesto roja como un tomate.
-¡Anda, qué callado lo teníais! -empiezan a bromear las chicas. Todas nos lo tomamos a risa excepto la retraída Lisa que está tan turbada que no acierta a articular palabra. Jamás la había visto así. De repente, se levanta de la mesa, dice un casi imperceptible "perdonad" y se va como un rayo a su habitación. Nos quedamos en silencio.
-¿Alguien sabía algo?
Nos miramos, negándolo con la cabeza.
-Tú eres su hermana... ¿No lo sabías?
-¡Joder, ya la conocéis! Nunca explica nada, ni siquiera a mí, -se defiende la hermana.
Todas miramos a Ana.
-Yo no he notado nada -empieza a decir, dirigiéndose a mí-. Casi no la conozco. Si apenas hemos hablado. Del grupo, es con la que menos me hago... ¡De verdad, no le he dado pie a nada! -se lamenta, como si tuviera que probar algo.
Le paso el brazo por la espalda para tranquilizarla. Le digo que no tiene que justificarse de nada, que estas cosas pasan y que nadie tiene la culpa.



De vuelta a casa, le digo a Ana que lo más curioso es que la pregunta no era de quién estaba colgada ahora sino con quién estaría dentro de un año. Ana sonríe.
-Un espíritu burlón -me contesta.
-Sí, el muy jodido ha descubierto a la pobre Lisa.
Caminamos en silencio. Ana se detiene y me hace un comentario extraño:
-Lisa es muy distinta a la alocada de su hermana. No se parecen en nada. Qué raro ¿verdad? Curioso lo de esta chica...
Y continúa caminando con el semblante de cavilar sobre ello.
Esta noche, mientras Ana duerma, tengo que averiguar sin falta si este estúpido juego tiene alguna posibilidad de acertar.

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