Estamos solas... en el ascensor de la empresa. Es la primera oportunidad que tengo de ir más allá del hola o adiós. Cierro los ojos y me armo de valor.
–Por favor, dime que tengo alguna oportunidad.
Se lo digo en voz baja, de corrido... creo que mi respiración ha ahogado las palabras...
Ella se vuelve y dice:
–Perdona ¿me hablabas?
El ascensor se para en la quinta planta y entra alguien... apenas le conozco. Nos saluda, más a ella que a mí; empiezan a charlar como si yo no existiera. Me siento tan torpe y tan poquita cosa...
El ascensor se para en mi planta. Las puertas se abren. Salgo con la mirada baja y sólo acierto a decir un lacónico adiós.
Las puertas se van cerrando tras de mí, pero antes logro oír nítidamente de ella.
–!Sí, claro que la tienes!
No hay comentarios:
Publicar un comentario