-Esta noche vas a triunfar, fijo. No veas cómo te mira ésa... sí... esa rubia de cara bonita que está cañón.
Tomo mi vaso con gin-tonic y bebo un trago larguísimo. Miro a mi colega y pienso: tan poco perspicaz y tan en Babia como siempre. No sé cómo salgo con ella de copas, ni siquiera tiene una conversación mínimamente inteligente.
-Claro que me mira -le digo finalmente-. La semana pasada estuve inspeccionando su negocio y su-cara-bonita-de-rubia-cañón no le evitó una multa de órdago.
No hay comentarios:
Publicar un comentario